Guanajuato, Gto. — El Museo Iconográfico del Quijote se llenó de ritmo, versos y tradición durante la presentación del libro “De amores y argumentos. Versos para huapango” de Juan de Llanos Rodríguez, una joya que revive el espíritu del huapango jarocho en pleno corazón del Cervantino. 🌵🎸

Como parte de las actividades del 53° Festival Internacional Cervantino, la obra fue presentada por el investigador guanajuatense Gabriel Medrano y su editor, el artista y músico Alec Dempster, quien dedicó más de dos décadas a hacer realidad esta publicación que rescata la lírica del músico y poeta veracruzano Juan de Llanos (1899-1955).

Dempster compartió que su encuentro con esta historia fue casi de destino. Tras pasar una década en Santiago Tuxtla, grabando y conviviendo con músicos tradicionales, conoció a Berta Llanos, hija del compositor, quien le mostró una libreta con las composiciones inéditas de su padre. Ese hallazgo se transformó en el proyecto de su vida: darle voz nuevamente a una tradición que casi se perdía entre las montañas de los Tuxtlas. 🌄

El resultado es un libro bellamente ilustrado por Dempster, acompañado por un estudio introductorio del investigador Raúl Eduardo González Hernández, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Durante la presentación, Gabriel Medrano destacó la relevancia de la publicación:

“Esta edición permite que la voz de Juan de Llanos llegue a nuevas generaciones de músicos y poetas, preservando la lírica tradicional del huapango veracruzano”.

El evento culminó al más puro estilo veracruzano: con un fandango en vivo encabezado por jaraneros guanajuatenses, convocados por el propio Dempster, quien convirtió el museo en una auténtica fiesta de son, madera y alegría.

Además, el artista participa en la exposición colectiva “Al sur del viento”, del Taller de Producción Gráfica Caracol Púrpura, también presente en el museo, donde sus grabados reflejan con fuerza visual la esencia del fandango, las raíces veracruzanas y el poder simbólico de la música tradicional. 🎨🎶

Así, entre versos, sones y grabados, el Museo Iconográfico del Quijote volvió a demostrar que la cultura vive, se escucha y se baila.